FERNANDO MARTÍN GODOY. Aventuras poligonales
Galería Siboney. Santander Septiembre 2016
Con el título de Aventuras poligonales, Fernando Martín Godoy (Zaragoza, 1975, vive y trabaja en Londres) presenta en Siboney una colección de diversas series de obras recientes que, además de indagar en el misterio de lo cotidiano, -presente de manera constante en su trabajo-, se rigen por una geometría intuitiva y lúdica. Con el blanco y negro, -y todos los juegos de grises imaginables-, como segundo hilo conductor de estos trabajos, en la exposición se aúnan disciplinas diversas y familiares para el artista, como el collage, la tinta china sobre papel y la pintura, con las que profundiza en un constante ejercicio de síntesis en pro de un lenguaje visual personal, que lleva casi dos décadas desarrollando.
Los collages de la serie Construction time again muestran paisajes fotográficos extraídos de libros antiguos sobre los que el artista efectúa unas intervenciones sencillas y precisas, añadiendo a cada imagen una forma geométrica simple que se convierte así en una construcción a gran escala. Un grupo de imágenes con tintes míticos, en las que nos encontramos con unas construcciones atemporales, de origen y función desconocidos, que giran en torno a la intervención humana sobre el paisaje.
La otra serie de collages visible en la muestra, Infinite cathedrals, presenta una hipnótica colección de espacios transformados con precisión con el corte de la cuchilla. Valiéndose también de láminas fotográficas originales de publicaciones antiguas, Martín Godoy transforma las naves de catedrales góticas en edificios infinitos, a través de un sutil juego de continuación de la perspectiva realizado con multitud de fragmentos de diferentes fotografías y de diversas construcciones. Una serie que reflexiona sobre los procesos mentales que conforman nuestro aprendizaje y el funcionamiento de nuestra memoria, en contraposición con los sistemas educativos oficiales. De este modo, todas las catedrales del mundo se convierten en una sola, en un edificio interminable e interconectado, por encima de la sucesión académica de estilos artísticos y al margen del paso del tiempo.
Las piezas de la serie Prelude muestran una colección de personajes velados por la oscuridad de la tinta, salvo en una zona concreta de su indumentaria, bañada por una luz misteriosa que deja ver una forma geométrica simple. Unos trabajos, llenos de un cierto misticismo, realizados en torno a la industria de la moda y su efecto en la vida diaria de las personas.
En la serie Memoria marina encontramos una serie de trabajos en tinta china en pequeño formato con el mar como tema. En ellos Martín Godoy explora la tinta como medio simple y versátil. A medio camino entre el dibujo y la pintura, la tinta ofrece infinitas posibilidades de trabajo, entre las cuales se busca, en este caso, el uso de unos mínimos recursos estéticos con la intención de contar mucho con pocos elementos expresivos. En unas piezas hechas de memoria, sin referentes gráficos directos como modelo y utilizando una amplia gama de grises que van del blanco del papel intacto al negro de la tinta pura, el pintor prescinde de adornos para dejar hablar a la propia tinta, intentando sacar el máximo partido a sus propiedades, a la textura del papel, a la acción del agua, a la acumulación de capas y transparencias, a los gestos simples y rápidos o a los efectos conseguidos con la tinta cuando el papel está húmedo.
En definitiva, Aventuras poligonales es una nueva entrega expositiva del trabajo delicado y potente de Fernando Martín Godoy, que se desarrolla en soportes diversos, en diferentes vías de trabajo, como diferentes manifestaciones, de un único universo visual.