Esta sección está dedica a presentar a los artistas vinculados al fenómeno de la Figuración Postconceptual a través de una selección representativa de su obra, acompañada de una introducción a sus claves conceptuales y estéticas, accesible a través de un buscador alfabético. Esta sección se encuentra en desarrollo y próximamente se incorporaran nuevos autores +
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CARLOS ALCOLEA
Representante de la Nueva Figuración Madrileña. Vinculado al arquitecto Javier Utray y el crítico Ángel González. Formó parte de los artistas representados por la galería Buades.
Alcolea plantea la pintura como un acto reflexivo y placentero, cuyos objetivos son seducir a la retina y hacer gozar al intelecto a través de la elaboración de cuadros que no se agoten con una mirada. A través de una profunda investigación sobre la fisicidad del medio pictórico logra crear estrategias renovadoras con la que desentrañar los pliegues y repliegues de las cosas y así pintar lo que no se ve. Una apuesta personal denominada pintura prensada, donde aboga por una reunificación del espacio pictórico integrando el azar informalista y la elaboración de espacios abstractos. Alcolea logra subvertir la histórica sumisión retiniana de la pintura convirtiendo el espacio de sus cuadros en una superficie compacta y paradójica al comprimir el vacío convencionalmente ortogonal de la perspectiva.
Su obra adopta una apariencia delirante, cargada de sarcasmos privados e ironía, gracias en gran medida, a una afilada visión y un marcado interés por las paradojas conceptuales y formales. Su interés por las ideas de pensadores tan dispares como Jonh Cage, Marcel Duchamp, Gilles Deleuze, Carlos Marx o Marcel Proust, transciende en su obra, a pesar de su defensa de una pintura muda, que no diga nada. Este carácter, propio de un ensayo visual que adquiere su obra, esta fundado en el desarrollo de un personal simbolismo que se sedimenta en las múltiples capas del cuadro.
Pintor de una soltura autocontrolada, entre el sentido analítico del constructivismo y la libertad automática surrealista, logra escenificar una tensión pictórica despiadada en sus imágenes sintéticas, resbaladizas y cortantes que embeben la mirada del espectador paralizándola en un devaneo sin fin.
Alcolea al pintar al mismo tiempo las cosas y lo que hay entre ellas, provoca una confusión tonificante entre lo esencial y lo accesorio cuestionando las relaciones entre el arte y la realidad en una pintura esquizofrénica. Piensa con el color, en toda su extensión y en todas las gamas, encarnando el vacío en reflejos y reverberaciones que cosen con la mayor efectividad unas figuras con otras. Concibe su obra como dispositivos o artefactos que se disparan con la mirada en un continuo movimiento creando un circuito cerrado y reflejo cuya mejor metáfora visual podría ser la cinta de Moebius.
El origen autobiográfico de su temática, se eleva a concepto gracias a un elaborado proceso de depuración. Así destaca, por su omnipresencia, el agua como metáfora e hilo conductor de su libro Aprendiendo a nadar (Francisco Rivas Editor, 1980), en su cuadros de piscinas o como simbólico médium pictórico. También es fundamental el papel que juegan en sus cuadros los personajes icónicos, ya sean ficticios como la Alicia de Lewis Carrol y el Mickey de Walt Disney, o históricos como Matisse y Moebius..
Entre sus referentes pictóricos destacan: Paul Cezanne, Félix Valloton, David Hockney, R. B. Kitaj, Alex Katz o Barnett Newman.
Bibliografía consultada: González García, Ángel, “Hacer equilibrios para caerse”, en el catálogo de la exposición Carlos Alcolea, Madrid, Ministerio de Educación y Cultura, 1998. Calvo Serraller, Francisco, “Carlos Alcolea, corazón solitario”, Madrid, El País, 18 febrero 1984. Rivas, Francisco, “Carlos Alcolea”, Madrid, Diario 16, 30 de enero 1980. |
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