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MIKI LEAL. La biblioteca Kandinsky

Galería Rafael Ortiz. Sevilla. Enero 2016

 

Hace un tiempo, en una librería de viejo de París, encontré una revista sobre jazz. Ojeándola descubrí un artículo que me llamó la atención por su título singular: “La biblioteca de Kandinsky”. En él se hablaba sobre la biblioteca perdida del pintor, los volúmenes que conservaba, los que supuestamente influyeron en sus obras, e incluso algunos títulos que ofrecían facetas desconocidas del artista, como por ejemplo su amor por el jazz.

No compré aquella revista no sé muy bien por qué, quizás porque en ese momento no le diera demasiada importancia al tema en concreto, pero la idea se quedó en mi cabeza. Con el paso de los meses se me fueron olvidando los detalles aportados por el autor del artículo, que incluso llegué a buscar por Internet, aunque sin éxito. Lo único que recordaba eran un par de libros descritos allí y por supuesto el título: La biblioteca de Kandinsky.

Lo poco que recordaba no me bastaba, así que me puse a imaginar los libros que el pintor podría tener cerca de él en esa biblioteca aparentemente caótica y rara que es siempre la biblioteca de un pintor: un libro de fotografías sobre juegos de ni–os en Tahití libros de estampas de invernaderos de plantas exóticas; biografías de músicos de jazzÉ

Con lo leído y lo imagina